El recibo de la luz de los españoles puede alcanzar los 2.000 euros este año por la inflación y la guerra
El precio de la luz lleva varios días pulverizando todos los récords históricos por el encarecimiento del gas provocado por la guerra de Ucrania: este martes, el precio máximo intradía alcanzará los 700 euros/MWh, máximo histórico absoluto. Con esta escalada, los expertos de Euler Hermes (compañía del grupo Allianz) vaticinan que los hogares españoles pagarán cerca de 2.000 euros por el recibo de la luz en el conjunto del año y creen que los Gobiernos europeos tendrán que adoptar medidas de racionamiento para actividades no esenciales.
Según un estudio de Euler Hermes, para 2022 se espera una factura de la luz por hogar de 3.400 euros en Alemania, más de 3.000 euros en el Reino Unido, 2.800 euros en Francia y de 2.000 euros en Italia y España. A su juicio, para más de la mitad de los hogares de nuestro país el exceso de ahorro originado en la pandemia no será suficiente para absorber el impacto sobre la renta que supondrá el aumento de las facturas de la energía.
Si no se adoptan nuevas medidas de apoyo estatal, el menor gasto de los consumidores por el mayor coste de la electricidad podría reducir el crecimiento del PIB en -0,4 puntos porcentuales en Francia, Italia y España. En el peor escenario, el coste para el crecimiento derivado del menor gasto de los consumidores podría llegar a ser de hasta -1,1 puntos porcentuales.
En este contexto, se necesitará un apoyo adicional de los Gobiernos de más de 20.000 millones de euros en Alemania, 14.000 millones en el Reino Unido, 17.000 millones en Francia y cerca de 10.000 millones en Italia y España.
Actuar tanto sobre la demanda, es decir, racionar la electricidad para actividades no esenciales, como sobre la oferta -las reservas estratégicas- podría ayudar: un recorte del suministro para usos no energéticos del petróleo y el gas aumentaría la oferta para usos energéticos en un 10% en Alemania, un 9% en Francia y alrededor de un 6% tanto en Italia como en España y el Reino Unido.
El coste asociado con este movimiento sería una reducción de la actividad en industrias como fertilizantes, plásticos y equipos viales. Si los Gobiernos deciden imponer cortes de energía para sectores no esenciales, también podría liberar más energía para los hogares. Sin embargo, el coste económico asociado a un apagón total sería demasiado alto, por lo que los Gobiernos podrían limitarse a racionar el suministro imponiendo un recorte del 10 % en industrias y servicios.
Las medidas regulatorias más blandas también son una posibilidad. Por ejemplo, en 2013, Francia aprobó una ley para obligar a las tiendas a apagar las luces después de la una de la mañana. En ese momento, el ahorro de energía anual estimado era de 3450 GWh, lo que solo representa el 0,2% del consumo total de energía del país. El cumplimiento de esta ley es bastante bajo en Francia, pero la aplicación de medidas similares podría extenderse rápidamente en toda Europa.
Utilizar las reservas de crudo
También se puede actuar desde el lado de la oferta. Aunque, tomadas individualmente, la mayoría de las naciones no tienen amplias reservas estratégicas, bajo la Agencia Internacional de Energía (AIE) un grupo de 31 naciones tiene la capacidad de decidir colectivamente liberar algunas reservas para aliviar la escasez de suministro en los mercados de petróleo crudo. A fines de 2021, las reservas combinadas de la AIE se ubicaron en alrededor de 4.000 millones de barriles, lo que representa aproximadamente 42 días de consumo mundial.
Lejos quedan ya las manifestaciones porque el precio medio del pool alcanzaba los 75 euros/MWh. El estallido del conflicto de Ucrania ha puesto de manifiesto la dependencia de los países europeos del gas de Rusia. La ofensiva de Putin ha disparado los precios del gas y del petróleo en los últimos días y, en consecuencia, del de la luz.